Este vídeo de Rigoberto Macías, profesor de ArtsMúsica, se centra en uno de los aspectos más importantes para cualquier pianista: cómo estudiar de manera práctica una partitura. A menudo, los estudiantes se enredan en el método más común —avanzar compás por compás desde el inicio— y terminan atrapados en un bucle que ralentiza su progreso. Rigoberto propone un enfoque más estratégico y eficiente, que permite ahorrar tiempo y mejorar el rendimiento frente al piano.
La clave está en aplicar un estudio dividido en tres etapas fundamentales: primero manos separadas, después manos juntas y, finalmente, la continuidad de la obra. Para ilustrarlo, se apoya en un ejemplo concreto: Nuvole Bianche de Ludovico Einaudi, una pieza extensa de 94 compases que, a simple vista, puede parecer intimidante. Sin embargo, al identificar desde el principio cuáles son las secciones más complejas y dedicarles atención prioritaria, el aprendizaje se vuelve mucho más manejable.
En la primera fase, Rigoberto recomienda concentrarse en partes clave. Por ejemplo, los compases 13 al 16 en la mano izquierda, que constituyen la base de gran parte de la obra, y varias secciones de la mano derecha entre los compases 13 y 50. Dedicar entre cinco y diez minutos diarios a cada fragmento permite memorizar movimientos y digitaciones sin caer en frustraciones. Con este método, en apenas una semana ya se puede tener gran parte de la obra leída con manos separadas.
La segunda etapa comienza al juntar ambas manos. Aquí la prioridad no es la velocidad, sino la precisión: tocar muy lento y asegurarse de que cada nota coincida en su lugar. Rigoberto muestra cómo dividir las secciones en fragmentos más pequeños y repetirlos varias veces al día, lo que en dos o tres semanas empieza a dar fluidez. Secciones como los compases 13 al 20 o del 35 al 42 son ejemplos perfectos para este tipo de trabajo paciente y consciente.
Finalmente, en la tercera etapa llega el estudio de la continuidad de la obra, en el que se enlazan las secciones ya trabajadas para darle forma a la pieza completa. De esta manera, se evita el error de intentar tocar desde el principio sin preparación, lo que suele llevar a bloqueos y a abandonar la partitura. Rigoberto insiste en que lo más importante no son las horas frente al piano, sino la estrategia: media hora bien enfocada puede ser más productiva que tres horas sin dirección.
Este método práctico de estudio de partituras no solo permite avanzar más rápido, sino que también asegura un aprendizaje sólido y libre de errores persistentes. Aplicarlo a obras como Nuvole Bianche o a cualquier otra pieza garantiza resultados más consistentes y motivadores. Con paciencia, constancia y la estrategia adecuada, el progreso al piano se vuelve mucho más claro y gratificante.

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