En este vídeo, Rigoberto Macías, profesor y fundador de ArtsMúsica, comparte una de las lecciones más valiosas que ha aprendido en más de dos décadas enseñando piano: el peor error que puede cometer un estudiante de piano es no tener precisión en el tempo y en el ritmo. Aunque muchos principiantes se concentran en aprender las notas o en mover los dedos correctamente, Rigoberto explica que sin un pulso firme y constante, ninguna pieza se aprenderá bien del todo. Por eso, insiste en la importancia de comenzar siempre a un tempo muy lento, recordando uno de los principios básicos del pianista: tocar lento para poder tocar rápido.
Para ilustrar este concepto, el profesor utiliza la pieza Pasacaglia de Händel-Halvorsen y muestra la diferencia abismal entre tocarla sin ritmo y hacerlo con un pulso constante. Esa comparación, dice, es “como la noche y el día”. Una interpretación sin ritmo carece de coherencia y musicalidad, mientras que una versión bien medida transmite estructura, fluidez y sentido musical.
Después de identificar el problema, Rigoberto ofrece cuatro estrategias prácticas para corregirlo. La primera consiste en realizar solfeo rítmico antes de tocar la obra. Esto significa estudiar la partitura sin tocar el piano, identificando las figuras rítmicas, los compases y las relaciones entre ambas manos. De esta forma, el alumno interioriza el ritmo y comprende cómo se organiza la obra antes de añadir el elemento técnico.
El segundo consejo es usar el metrónomo, una herramienta indispensable que obliga al estudiante a mantener un pulso constante. Rigoberto sugiere comenzar con un tempo muy lento, incluso a 60 pulsos por minuto, y aumentarlo progresivamente de cinco en cinco conforme se gane seguridad. Este método garantiza que la precisión rítmica se construya de manera gradual y sólida, evitando errores que después serían difíciles de corregir.
El tercer aspecto clave es estudiar por fragmentos. En lugar de abordar la obra completa, recomienda dividirla en secciones pequeñas —por ejemplo, de ocho compases— para trabajar cada una con atención al ritmo y la sincronización. Este enfoque no solo hace el estudio más manejable, sino que permite identificar y corregir errores con mayor facilidad.
Finalmente, Rigoberto subraya la importancia de la autocorrección. Si no se cuenta con un profesor que oriente el estudio, grabarse en vídeo o audio se convierte en una herramienta muy útil. Al escuchar sus propias interpretaciones, el estudiante puede detectar fallos de ritmo, pulso o coordinación que tal vez pasaron desapercibidos durante la ejecución. Además, recomienda comparar las propias versiones con grabaciones de otros pianistas para tener una referencia profesional y aprender de diferentes interpretaciones.
Como en cada uno de sus vídeos, Rigoberto invita a los espectadores a continuar su formación en la escuela online de ArtsMúsica, donde ofrece clases en directo y personalizadas, ideales para corregir errores técnicos y mejorar el estudio del piano desde casa. Con su estilo claro y cercano, este vídeo se convierte en una guía esencial para todo pianista que busca avanzar con precisión, disciplina y oído crítico.
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